UN PLANETA DESTRUIDO

martes, 29 de septiembre de 2009
La comercialización de alimentos transgénicos es un acto irresponsable que convierte a los consumidores en cobayas humanas. Las multinacionales agrotecnológicas (que desean que para el 2010 haya componentes transgénicos en un 60-70% de los productos comercializados) se prometen grandes beneficios económicos, mientras el riesgo lo asumen los ciudadanos y el medio ambiente. Ante este panorama, las encuestas siguen mostrando el rechazo masivo de los consumidores a los transgénicos.
      Diez años después de su introducción en los mercados, las grandes promesas de los cultivos transgénicos están muy lejos de hacerse realidad: ni han aumentado el rendimiento de los cultivos; ni han mejorado la calidad de los alimentos y del medio ambiente; ni han contribuido a solucionar el problema del hambre en el mundo. Por el contrario, en los principales países productores están apareciendo ya problemas agronómicos relacionados con este tipo de cultivos, se están agudizando los problemas ambientales como el abuso de pesticidas y empeoran las situaciones de pobreza, injusticia y exclusión social.
       Un grupo de expertos del departamento de ingeniería genética de la Universidad de Caen, Francia, presentó un nuevo estudio, en el que se demuestra que las ratas de laboratorio alimentadas con un maíz modificado genéticamente (MG) producido por la multinacional biotecnológica Monsanto han mostrado signos de toxicidad en el riñón y en el hígado. Hay que recordar que este maíz está aprobado para consumo humano y animal en la UE. Existen informes preocupantes en los que nos advierten de alteraciones impredecibles en la salud cómo proteínas extrañas causantes de procesos alérgicos, producción de sustancias tóxicas, invasiones celulares, marcadores con genes resistentes a los antibióticos, alteraciones en las propiedades nutritivas, hormonales y inmunitarias, contaminación genética, toxicidad por el aumento predecible de uso de herbicidas debido al uso de plantas resistentes a ellos, inestabilidad genética, etc. Además en la producción de alimentos transgénicos se utilizan virus, bacterias y plásmidos.
        Alemania se ha unido con otros cinco países (Francia, Grecia, Austria, Hungría y Luxemburgo) NO autorizando el cultivo del maíz modificado de Monsanto denominado MON810. El motivo y a pesar de haberlo autorizado la UE, por la publicación de dos nuevos estudios que han aportado nuevos elementos científicos que evidencian una contaminación al medio ambiente.
       España, es el país europeo con mayor superficie de cultivos transgénicos existiendo una absoluta falta de control y de seguimiento de sus repercusiones, así como falta de transparencia, y de trazabilidad. Un gran número de organizaciones reclama la retirada de los cultivos transgénicos. En palabras de Andoni García Arriola, de la COAG, “el territorio español, deplorablemente, ha sido estos años pionero y campo de pruebas de los cultivos transgénicos en la Unión Europea y la población agraria está sufriendo presiones constantes (y falsas promesas), para que sus campos se llenen de variedades transgénicas, destruyendo así el modelo de agricultura que la sociedad les está demandando”.

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