ASÍ SE COMBATE LA CONTAMINACIÓN EN EUROPA

lunes, 26 de octubre de 2009


En España, se estima que la polución que genera el tráfico es responsable de, aproximadamente, 16.000 muertes anuales. A ningún europeo, viva donde viva, le gusta que le restrinjan el acceso en su coche al centro, sea para evitar el colapso del tráfico o la polución atmosférica. Buena parte de las capitales europeas han hecho los «deberes» para cumplir con una directiva europea que obliga a reducir la presencia en la atmósfera de las partículas contaminantes más peligrosas para la salud, en cuya generación tiene gran responsabilidad el tráfico rodado.


Otras capitales, como Madrid, se barajan varias posibilidades, como la de cerrar al tráfico a la mayor parte del centro urbano que delimita la M-30 en casos de alta contaminación, parquímetros gratuitos para coches eléctricos o la sustitución de la flota de taxis por coches más «ecológicos». Estas medidas se suman al fomento del transporte público y, en particular, del Metro, que se ha hecho en la capital a lo largo de la última década.

Las «soluciones» a los requerimientos de la Unión Europea tomadas en las capitales europeas son desiguales y combinan la lucha contra la contaminación atmosférica y sonora, y contra los atascos a partes iguales. Una de las ciudades que comenzó antes a aplicar medidas anticontaminación es París. Francia tiene desde 1996 una Ley del Aire, que confiere a los prefectos de ciudades de más de 250.000 habitantes el poder de «limitar los efectos de la polución en la población». En la práctica, en París la ley sólo ha sido aplicada excepcionalmente, en octubre de 1997, cuando el prefecto (gobernador civil) y la Alcaldía impusieron la «circulación alterna», limitando la circulación y entrada en París en función de si el día y la matrícula del coche era par o impar. Una nueva fiscalidad, la incitación al uso de la bicicleta y nuevas redes de transporte urbano intentan hacer evitar el uso del vehículo privado.

El cierre al tráfico del centro, como prevé Madrid a partir de enero de 2010 si la situación atmosférica es inasumible, está prevista en Atenas. Cada día circulan por la capital helénica dos millones de coches. En sus planes, si se diera el caso, está previsto el cierre a los vehículos de la zona central aunque ya ha empleado el sistema de matrículas, esto es, que en días pares circulen los turismos con matrícula par y en jornadas impares las cifras impares. El problema es que eso ha llevado a la mayoría de las familias a adquirir un segundo vehículo con el que sortear la prohibición.

Londres también combina la lucha contra la polución y los atascos. En 2003 estrenó su sistema de «congestion charge», primero aplicado al centro estricto de la ciudad y en 2007 ampliado a otra zona anexa de gran tráfico. La tarifa es de 8 libras (9 euros) cada día que se entra en el área, aplicable para todo tipo de vehículos (ni taxis ni motos) entre las 7 de la mañana y las 6 de la tarde, de lunes a viernes. En caso de no abonarse el impuesto, la multa puede ir de 60 a 180 libras (hasta 200 euros). Dentro del perímetro hay además limitación de aparcamiento. Los residentes cuentan con precios especiales.

El impacto de la medida en relación al volumen de tráfico o la contaminación ha sido mínimo. Tras un primer descenso de circulación, la congestión en las horas punta es peor a la que existía seis años atrás. El beneficio ha sido para el Ayuntamiento, que en los últimos años ha logrado unos ingresos de 50 millones de libras (55 millones de euros), que destina a la mejora del transporte público. En 2008 debía haber entrado en vigor un nuevo sistema de tarifas, que rebajaba el precio a los menos contaminantes, que incluso podrían entrar gratis en la «congestion charge», y cargaba especialmente -hasta 25 libras (28 euros)- a los todoterreno. Diversos estudios demostraron, sin embargo, que la iniciativa sólo conseguiría multiplicar el número de coches pequeños, con lo que aumentaría la contaminación. Cuando el alcalde conservador Boris Johnson llegó al puesto archivó el plan.
Los peajes están más desarrollados en Oslo. En la capital noruega el acceso al centro de la ciudad requiere de un peaje. Cuesta 25 NOK (unos 3 euros), aunque se bonifica con un descuento de un 20% a los propietarios de coches «verdes».

Lisboa intenta ahora reducir la circulación en la Baixa, de los 5.000 vehículos a la hora que existen actualmente a 1.500. Así, su Ayuntamiento pretende que una serie de calles junto al río (Terreiro do Paço) sean únicamente utilizadas por los transportes públicos. El 70% del tráfico en esta zona es de paso y causa serios problemas como la disminución de la calidad del aire y afecciones al patrimonio monumental.

En Italia, la lucha contra la contaminación también está unida a los intentos por evitar los atascos. Las principales ciudades tienen zonas de tráfico limitado. En Roma, la circulación en el centro está cerrada al tráfico no autorizado y en otras zonas se suele aplicar por las noches o los fines de semana. También está extendido el sistema de matrículas alternas.

Como en Oslo, la vecina Suecia también ha implantado peajes. En su capital, Estocolmo, las largas colas, el alto nivel de contaminación del aire y el deseo de mejorar el uso de los transportes públicos, motivaron la medida adoptada por una mayoría política, de instalar peajes en las entradas a la capital. Entre las 06.30 y las 18.30 horas los automovilistas tienen que pagar entre 10 y 20 coronas, es decir entre 1 o 2 euros aproximadamente, con un límite de 60 coronas, (6 euros) para entrar o salir de la ciudad. Los fines de semanas y las fiestas están libres de peajes. Esta medida, impuesta en el año 2005, y poco popular en un principio, ha dado los resultados esperados. El volumen de tráfico ha disminuido con creces a las espectativas de entre un 10 y un 15%. Los coches que circulan con electricidad, etanol o bio-gas están libres del pago.

El debate de la capital española también está abierto en Moscú. Se ha convertido en los últimos años en una ciudad muy contaminada y con un tráfico insoportable. Está en debate la posibilidad de cerrar al tráfico todo el centro, la parte que queda dentro del Anillo de los Jardines, o establecer un peaje. Se ha hablado también de la posibilidad de establecer el sistema de matrículas. De momento no se ha tomado ninguna medida. La situación empeora día a día ya que, pese a la crisis, cada jornada se matriculan 500 coches más.

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