¿Por qué nos preocupamos por la naturaleza? ¿Podemos cuantificar cuáles son los beneficios?
Esto es lo que el proyecto del organismo de la ONU “La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad” (TEEB) intenta averiguar, y la respuesta es importante. El mundo natural, o biodiversidad, nos provee con alimentos, materiales y energía. Comemos animales y vegetales; los insectos polinizan muchos de los alimentos que consumimos; los microbios en el suelo aportan nutrientes para que las plantas crezcan, la vegetación y la biodiversidad de la tierra reducen las inundaciones y liberan agua potable; la vegetación absorbe una parte substancial de los gases de dióxido de carbono que emitimos, que producen el calentamiento global. Pero la lista es mucho más larga. Los habitantes del campo y la ciudad dependen de igual manera de estos productos naturales y sus beneficios
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