UNA HISTORIA DESDE EL TIBET O LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD, 2 PARTE

jueves, 29 de octubre de 2009
Como os decía, he tenido el placer de conocer a Rinpoche desde hace bastante tiempo, y siempre que nos encontramos, está de buen humor.En nuestro ultimo meeting también.Cuando le llamé para discutir su ultimo libro “Sabiduría de la Alegría” me contestó que estaba duchándose, pero no una ducha normal, sino fría porque no había agua caliente en el hotel donde se alojaba. Esta situación probablemente, me habría puesto de muy mal humor a mí y a un montón de gente, pero para Rinpoche no era más que una situación graciosa.


La única vez que fuí testigo de una situación incómoda vivida por Rinpoche fue hace ya algún tiempo:él estaba sentado en una silla de oficina que estaba rota y, de repente el asiento se rompió, con un tremendo estruendo. Recuerdo que una vez me pasó a mi y estuve soltando tacos y maldiciendo durante bastante rato; Rinpoche simplemente frunció el entrecejo un momento y al segundo ya era el mismo de siempre otra vez. La rapidez en recobrar el dominio de sí mismo cuando estás enfadado es, en cierta manera, la forma de medir un temperament feliz


Mientras los disgustos son los grandes test de la vida, la forma de llevarlos de forma correcta se lleva, a veces todos nuestros recursos para conservar la compostura.

Mingyur Rinpoche no pertenece a una clase social alta, ni siquiera confortable. Pasó su infancia en un pueblo del Himalaya y careció desde el principio de todo lo que se pueda considerer como básico. Ni siquiera se le puede considerer el ganador de la lotería por su caracter o temperamento. En su libro, él cuenta como, en la infancia, padecía ataques de ansiedad, y como consiguió curarse a si mismo haciendo de sus miedos el centro de su meditación. Su buen caracter y su buen temperamento no le salió gratis: Se lo tuvo que ganar.

Y como tuvo que ganárselo, en su búsqueda de la felicidad, Rimpoche es ecléctico y se atreve no sólo con las técnicas orientales, sino también con las occidentales.


Hace tiempo, atendió un meeting de 5 días en el Mind & Life Institute que reunió a un grupo de neuroscientificos y al Dalai Lama para discutir y desarrollar maneras de sobreponerse a las emociones negativas . Encontró que las técnicas occidentales tenían mucho en común con su propia manera de superarlas y de desarrollar su filosofía del bienestar .

Aunque cuando llega a su propia búsqueda de la felicidad, Rinpoche elige las herramientas que le ofrece el Budismo. El ha hecho muchos retiros meditativos bajo el tutelaje de alguno de los maestros tibetanos más renombrados. Desde luego, lo que nosotros entendemos por “felicidad” puede no coincidir, pero la sensación marcada en el cerebro de Rinpoche cuando habla de felicidad, ha sido bien estudiada por muchos científicos

Richard Davidson, que lidera el “ Laboratory for Affective Neuroscience at the University of Wisconsin”, ha encontrado un perfíl neurólogico que distinguee a la persona feliz. Como el laboratorio de Davidson ha descrito, cuando somos desgraciados, el cerebro muestra altos niveles de activación en el area prefontal y en la amygdala. Sin embargo, cuando nos sentimos mejor, el lóbulo derecho se relaja y el izquierdo se activa. Este patrón cerebral muestra a gente que se siente “ positivamente comprometida, centrada, entusiasta y energética”

Mingyur Rinpoche fue al laboratorio de Davidson como uno más de una docena de adeptos a la meditación, cada uno de ellos pasando entre las 10,000 y las 50,000 horas de meditación. Las investigaciones nos demuestran que para ser un experto en cualquier materia necesitas unas 10,000 horas de práctica; se puede considerer a nuestra docena como unos meditadores de nivel olímpico .

Lo primero que se descubrió en este experimento es que los que meditaron sobre la compasión, incrementaron su actividad cerebral en un 100 por ciento y cuanto más se practicaba, más aumentaba, lo que viene a demostrar que lo que importa es la práctica, ....

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